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Madrugada chilena-argentina en el Santuario del Mar y de la Paz

 

 

ARGENTINA, rhcr. El sábado 27 de abril de 2002, en el Santuario del Mar y de la Paz - bendecido el 30 de octubre de 1993 como garantía de la Paz entre los Pueblos y como garantía de la Paz Argentino-Chilena y entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña - se reunía un grupo de varones peregrinos de Chile y varones de la Familia de Schoenstatt de Comodoro Rivadavia, para rezar por la Paz y fortalecer los vínculos de unión y fraternidad entre Argentinos y Chilenos. El encuentro se enmarcó en la corriente de vida de "los Madrugadores".

 

Santuario del mar y de la paz, su nombre hace referencia a la historia. En primer lugar al conflicto limítrofe con Chile, durante el cual la familia de Comodoro se comprometió por la paz argentino-chilena. También por la participación a través de la oración y el servicio durante la guerra de las Malvinas. Y, finalmente, porque siempre se rezó y se reza por la patria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una semilla del Jubileo: Madrugada en el Santuario del Mar y de la Paz

 

En enero de este año 2002, durante los festejos del Jubileo de Oro del Santuario del Padre, Santuario Nacional de Argentina en Florencio Varela, un hermano nuestro, muy querido, viejo schoenstattiano, vehemente y "soldado firme" de María, llegó para compartir con todos los asistentes y peregrinos al jubileo la corriente de vida de "los madrugadores", nacida en Chile, donde varios hombres se unieron para madrugar en los Santuarios de Schoenstatt.

 

Rafael Ojeda comentó, expuso, dialogó, inflamando los corazones, y dejó la semilla.

 

Vuelto a Comodoro Rivadavia, la "ciudad de los vientos", de la que un traslado profesional lo había alejado hace siete años, Roberto Horat intentó participar a muchos varones sobre esta corriente.

 

Como nada es fácil, no se asustó. Quien tiene una Misión debe cumplirla... Impulsado por su lema, ADSUM!, otra vez volvió a empezar, como en las épicas jornadas del tiempo de la fundación de la Obra en Comodoro Rivadavia.

 

El Santuario estaba allí. La Familia estaba allí. La iglesia estaba allí y necesitaba de "madrugadores".

 

Consciente que es necesario- como dice Isaías- que el centinela anuncie la mañana, no le importó estar solo, sino tan solo: estar.

 

Los chilenos se lanzaron al vacío... lejos, muy lejos

 

El foro de la página de los Madrugadores (www.madrugadores.cl) fue el lugar para compartir vivencias y nutrirse de la corriente de vida, a la que intuyó como una refundación viril del Schoenstatt comodorense, y como un imperativo y una llamada del Padre Kentenich a "volver a llenar las amplias naves de la Santa Iglesia" (Consagración Matutina).

 

Los hermanos de Chile sintieron el llamado del "adsum!"y decidieron viajar a Comodoro Rivadavia, a más de 2000 km de Santiago de Chile, a más de 1500 km de Puerto Mont, a más de 300 km de Coyhaique, lejos, muy lejos.

 

Detrás de la cordillera, perdido en la meseta patagónica, en el desierto, el Santuario del Mar y de la Paz esperaba.

 

Argentina, en medio de una crisis social, económica y política inédita, casi en "llamas". Sin bancos, sin provisión de gasolina, con la prensa asustando a cada instante por revueltas, "piquetes" y cacerolazos, todo lo lógico indicaba no moverse, no ir, dejarlo para otro momento "más humanamente" oportuno.

 

Y allí se lanzaron. Al vacío. A un salto mortal seguro, sin orilla del otro lado, sólo con la confianza ciega en que Ella y el Hijo aceptaban y bendecían el desafío.

 

María hizo todo!

 

Del otro lado de la cordillera, las fuerzas del enemigo arreciaron como pocas veces lo habían hecho.

 

El 25 de abril, una fiebre altísima derrumbó a Roberto en cama. Está solo en Comodoro Rivadavia, trabajando como Rector de un importantísimo Colegio Bilingüe, vive en un hotel, su esposa y su hija residen en Buenos Aires. Desde la cama, pensó cómo hacer todo lo que debía hacer para recibir a los "locos de amor de María". Nada podía hacer. María hizo todo!

 

Sin que lo buscara, aparecieron algunos empleados del hotel y se ofrecieron gratuitamente a ocuparse de todo lo que fuera necesario para recibir a los "madrugadores". "Nos ayudas en todo instante", dice el Padre. Por teléfono les recordó a los que pudo llamar de esa mañana de sábado. Muchos por respeto humano y cariño accedieron, pero era sábado, de madrugada, y hacía mucho frío!

 

Viernes 26 de abril – el mismo día en que en 1936 habían llegado las Hermanas de María a Chile – la salud de Roberto, desde ya muy precaria, no tenía variaciones y a las tres de la tarde comenzaron a llegar los peregrinos.

 

A las seis y media de la tarde, sin que nada lo hubiera hecho prever, ninguna alerta meteorológica o pronóstico lo anticipara, el cielo se ennegreció y un huracán como pocas veces se vio en Comodoro Rivadavia se abalanzó sobre la ciudad. Vientos a más de 180 km. por hora destruyeron techos, arrancaron carteles, volcaron camiones y buses, y los generadores de energía eléctrica, sumiendo la totalidad de la ciudad en oscuridad y a merced de un feroz viento.

 

Ni los vientos, ni las alarmantes noticias, ni el cansancio...

 

El argentino pensó en los viajeros, en el Santuario (¿habría sobrevivido a la fuerza de los vientos?). En la oscuridad, ante el trepidar de los vidrios del hotel golpeados por el viento, en el silencio de todos los pasajeros que había debido bajar al lobby del hotel por temor a lo que pudiera pasar, se abrió la puerta del hotel y apareció un grupo de madrugadores!

 

Rafael Ojeda, vestido para la ocasión y como si llegara al polo sur, saludó al argentino con un solo saludo: "todo es gracia".

 

El viento comenzó a amainar. Llegaron más madrugadores. Durante la noche siguieron llegando autos y personas. Ni las horas de viaje, ni los vientos, ni las alarmantes noticias, ni el cansancio lograron abatir a los peregrinos al Santuario del Mar y de la Paz.

 

No más chilenos, ni argentinos...

 

Era la primera vez que un contingente de varones peregrinos chilenos llegaba al Santuario Garantía de Paz entre los pueblos. En la explanada del Santuario, frente al inmenso mar, argentinos y chilenos revivirían el abrazo de Maipú entre San Martín y O'Higgins.

 

A las siete de la mañana del sábado 27 de abril de 2002, treinta y siete varones americanos, con Mario Hiriart al "frente", ingresaron al Santuario del Mar y de la Paz.

 

La campana sonaba alegre y fuertemente en la madrugada. Era noche aún sobre el Santuario y sobre el mar. Casi no había viento ni hacía frío.

 

El Santuario iluminado, cual faro en la noche, como bastión del atento centinela, abría sus puertas a hombres hermanos. Iglesia viva. No más chilenos, ni argentinos... ahora hermanos, más que nunca hermanos en la Casa Materna, en torno a la mesa del Hijo por quien somos hijos.

 

Un mail nos anunciaba que en Roma, el Santo Padre nos miraba con ternura, nos bendecía y nos acompañaba madrugando desde su capilla privada. En el Santuario Original una persona ponía nuestras intenciones y nos hacía uno con la generación fundadora... y muchos madrugadores, esposas, amigos, familia e hijos madrugaban mirando al Sur para acompañarnos.

La madrugada siguió con las oraciones del Hacia el Padre.

 

Somos tus testigos hasta los confines de la tierra!

 

Las voces de algunos hablaron a la Mater, le contaron cómo habían llegado, le presentaron la alegría que los embargaba, le pidieron ayuda para seguir siendo testigos del varón cristiano, le imploraron que los utilizara como instrumentos para construir una sociedad nueva.

Mamá: hemos llegado hasta aquí! Ahora también nosotros, como reza el lema de la Familia de Comodoro Rivadavia, ¡somos tus testigos hasta los confines de la tierra!

 

El himno a Maipú encendió corazones. Las paredes del Santuario parecían expandirse, el amanecer nos llegó desde el mar iluminando el interior del Santuario como el Alba de la Nueva época.

 

La Eucaristía celebrada por el Obispo Emérito de Coyhaique, madrugador y peregrino al Santuario del Mar y de la Paz, nos acercó al Pan de la Vida y nos hizo estar en la cuna del Niño de Belén y en la Cruz de la Redención en el Gólgota, nos unió a Juan abrazando a María y a María junto a los Apóstoles en el Cenáculo.

 

La misa, cantada y rezada por voces masculinas, pareció un canto de batalla y un cántico de paz. "Ofrecimos nuestro capital de gracias por la liberación de la Basilica de la Natividad de Belén...y según las noticias este santo lugar estaría dejando de ser amenazado..."

Todos los que estuvieron allí esa mañana consideran histórico ese momento. Ahora es como un antes y un después.

 

Encuentro de hermanos

 

El desayuno permitió confraternizar entre los anfitriones y los peregrinos. Sin embargo, faltaban cuatro, que no habían llegado. Todos y cada uno miraba insistentemente a la Madre... "no se perderán". Cuando salían para el Carmelo de San José, para compartir la alegría con las Hermanas carmelitas descalzas del Monasterio más austral del mundo, la madrugada y la misión de esta corriente de vida, llegaron los Buenos Samaritanos, que tuvieron que detenerse para ayudar a quienes necesitaban de sus manos después de un accidente. Ahora sí, todos, cuan cortejo de vida, salieron al Monasterio.

 

Acompañados ahora por esposas e hijos y por los argentinos que, habiendo sido invitados, ya se sentían parte y forjadores de la corriente de los Madrugadores en Comodoro Rivadavia y más allá... Se unieron a las "hermanas" de Santa Teresa de los Andes y de Santa Teresita de Lisieux, "la schoenstattiana oculta", le agradecieron la confiada oración y las contagiaron con los cantos con los que habían saludado a la Mater en el Santuario. La Visita a esta "Casa de Dios y Puerta del Cielo" fue como un fin de una madrugada que tenía calor y luz de mediodía.

 

Una emocionante y "distinta" experiencia religiosa

 

A la tarde los Madrugadores y sus esposas se encontraron con las señoras de la Rama de Madres, las históricas y aguerridas mujeres que dieron forma y vida al Santuario, guardianas fieles y fidelísimas del mensaje del Padre, apóstoles desde el silencio y la heroicidad.

 

Después, en la Catedral San Juan Bosco, los Madrugadores compartieron la fuerza de su oración y sus cantos con toda la comunidad parroquial. El Padre Edison, Párroco de la Catedral, predicó sobre el testimonio de estos varones y la fuerza de su corriente. Él mismo se sintió madrugador y, como a la mañana, volvió a compartir la cena, los cantos y las experiencias.

 

El sábado 27 finalizó; ya es domingo 28 de abril, un día diáfano, espléndido, hasta cálido. Uno a uno los viajeros fueron partiendo; el diario Crónica de Comodoro publicaba en un cuarto de página que el Santuario del Mar y de la Paz había sido testigo de una emocionante y "distinta" experiencia religiosa; en todas las misas el Padre Edison volvió a encender corazones y a invitar a todos los varones a esta corriente de vida que haría florecer el desierto.

 

El sábado 4 de mayo los varones madrugadores de Comodoro Rivadavia se reunirán en el Santuario del Mar y de la Paz. No estarán físicamente los hermanos chilenos, ni sus guitarras, quenas y charangos, ni sus voces, pero a los pies de María, Madre del Santuario que anuncia los más nuevos tiempos, los varones patagónicos se lanzarán a conquistar corazones para que "vuelvan a llenarse las amplias naves de la Santa Iglesia".

 

Más: www.madrugadores.cl

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