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El inicio de Schoenstatt en Comodoro Rivadavia

 

En el Golfo San Jorge, centro del litoral atlántico, a una altura de 61 metros sobre el nivel del mar, se halla la ciudad de Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut, en la Patagonia Argentina. Por su ubicación, la ciudad - con una geografía muy árida, como desértica - tiene en su haber los más fuertes vientos en territorio continental argentino.

 

Schoenstatt se fundó allí en 1978, pero la Familia reconoce como fecha fundacional el 15 de septiembre de 1979, cuando se entronizó la Imagen de Nuestra Madre y Reina Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt en la Iglesia Catedral San Juan Bosco – única Catedral del mundo dedicada al Patrono de la Patagonia y Fundador de la comunidad Salesiana.

 

El Movimiento nació por el empeño de un joven profesional, que enamorado del mensaje de Schoenstatt y de la pedagogía del Padre Kentenich, decidió lanzarse a "gestar" una Familia.

 

La primera ermita

 

El Movimiento creció muy fuerte en la rama de Madres, quienes en 1981 levantaron la primera ermita de la Mater como "primer peldaño hacia el Santuario" y como signo de unidad fraterna entre Chilenos y Argentinos. La ermita fue apadrinada por las autoridades civiles y militares argentinas y por el Cónsul de la Republica de Chile en Comodoro Rivadavia. La Familia de Schoenstatt se hizo garante y prenda de holocausto para la paz entre los dos pueblos hermanos.

 

A la "cuasi" guerra con Chile, que tanto dolor causó en ambas laderas de los Andes, la Argentina recuperó en abril de 1982 la soberanía en las Islas Malvinas, ocupadas por el Reino Unido de Gran Bretaña desde 1833, dando origen a una guerra, cuya sede continental de abastecimiento y envío de tropas fue Comodoro Rivadavia.

 

La Rama de Madres acompañó heroicamente a cada soldado que iba a Malvinas con su oración y entregándole, en su despedida, un Rosario.

 

La tocante ceremonia a los pies de la primera ermita, repetida tantas veces como soldados iban a la guerra, continúa emocionando a quienes vivieron aquellas horas.

 

Mujeres de la primera hora. Es un pecado omitir en esta "prehistoria" de la Madrugada, el nombrar a:

  • Carmen Palma de Sáez, chilena de Concepción, "hija" de Montahue, quien fue pilar de la primera ermita y se ofrendó como holocausto de paz entre los pueblos hermanos. El Señor tomó su ofrenda y luego de una larga enfermedad que fue minando sus fuerzas y capacidades, volvió a la Casa del Padre.

  • María de Levang, una croata, que sufrió persecución y campos de concentración por haber querido levantar en su patria una capilla a la Virgen. Su ejemplo de mujer vivaz, sabia, alegre, cuyo lema de alianza fue "construyo contigo", nos impulsó permanentemente a asumir su lema como nuestro. Pidió que la Virgen le tomara la vida como prenda por el Santuario. Y el Señor escuchó su pedido, dejándonos un vacío inmenso pero un impulso que aún no cesa...

  • Concepción de Redondo, española, esposa de un Mártir de la fe en las dolorosas horas de la Guerra Civil Española, quien trabajó y oró porque María tuviera su trono de Gracias en esta su Tierra de adopción, entregando también su vida por el Santuario, por la Misión, por una Patagonia de María.

 

Nombrar a tantas mujeres que "lucharon como varones" a la hora de dar su vida por hacer de Schoenstatt una familia que enriqueciera a la Iglesia que peregrina en el Sur de América, sería "interminable", pero a aquellas que ya están en el Cielo, así como a Roxana Nickichuk o a Helenita de Reynoso, a Casilda de Villalabeitía, a Juana Rossi de Cavana o a Maria de Luna, que como cruces negras dieron todo por la Mater, es imposible no nombrarlas.

 

En ellas nombramos a todas y cada una de las madres que, junto con la Hermana Asesora, María Alejandra, han hecho del Schoenstatt Comodorense una realidad fecunda.

 

Desde entonces 15 ermitas en toda la ciudad y una en la ciudad de Caleta Olivia (80 km al sur de Comodoro Rivadavia) han ido germinando el anhelo del Santuario.

 

Un encuentro con el Padre Menningen y el nombre del Santuario

 

En 1985, en las jornadas del Centenario del Padre en el Schoenstatt Original, Roberto Horat tuvo un encuentro con el Padre Alex Menningen, quien después de escuchar la historia de la Familia de Comodoro Rivadavia, decidió regalar la imagen de la Mater para el futuro Santuario. De puño y letra bautizó aquel Santuario, sólo existente en los corazones, como "Santuario del Mar y de la Paz".

 

Esa imagen peregrinó por los lugares de la vida del Padre. Conoció tanto el Santuario Original, como el Campo de Dachau y la tumba del Padre Kentenich; fue a Roma, fue bendecida por Su Santidad Juan Pablo II y caminó sobre las huellas del Señor, de María y de los primeros cristianos en Tierra Santa. Presidió la Misa en la Basílica de la Natividad en Belén y vuelta a Roma...se perdió! Una noche entera buscándola por Roma de noche: policía, peregrinos, taxistas, desconocidos, la buscaron hasta que al amanecer un coche la devolvió. La Mater "salió a pasear"! Años después nacía en Roma el Santuario a la sombra de la Basílica de San Pedro...

 

Enmarcada, la imagen fue coronada el 11 de diciembre de 1987 por el entonces Obispo de Comodoro Rivadavia, Monseñor Dr. Argimiro Daniel Moure -de feliz memoria- dando inicio a las obras del Santuario.

 

La Piedra fundamental fue bendecida por Su Santidad el Papa en su segundo viaje a la Argentina y la imagen, al ser vista por el Santo Padre, recibió de él un emocionado aplauso!

 

Finalmente, después de innumerables capitales de gracia, pruebas y ofrendas, el Santuario del Mar y de la Paz fue bendecido el 30 de octubre de 1993, por el Obispo de Comodoro Rivadavia Monseñor Dr. Pedro Ronchino.

 

Garantía de Paz entre los pueblos

 

Su misión es ser Garantía de Paz entre los pueblos, especialmente entre Argentina y Chile; y entre la Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña.

 

El Padre Esteban Uriburu, quien fuera muchos años asesor de la Familia de la Patagonia, sintió este Santuario como propio y ofreció por él mucho de los dolores que le tocaron vivir antes de ir a la Casa del Padre.

 

Sin lugar a dudas, sin él, como sin la Hermana María Alejandra, la oración silenciosa de la Hermana Maria Marcella, y la sigilosa pero fecunda obra de cada uno de los schoenstattianos de Comodoro, el Santuario no hubiera podido ser.

 

Cada uno ha sentido que las palabras del Padre iban dirigidas a él: "nada puedo sin el Santuario!", dando el ciento por uno, algunos hasta sus vidas, su salud, su dinero, para que a la sombra de este Santuario, "Faro en el Mar del Mundo", se puedan decidir los destinos y la paz entre los pueblos.

 

El Santuario mira al océano Atlántico, invitándonos a "navegar mar adentro", y desde su trono de Gracias, la Mater "tiene vista del mar", mirando a las Islas Malvinas para cuidar a todos los que allí viven y también los que allí esperan la resurrección del día final.

 

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